22 de abril de 2016

La pena de Bélgica

Iba a escribir sobre la Pascua en Bruselas. También sobre tipos de gofres. Sobre planes para las vacaciones. Pero esa mañana al final no hice nada. Sólo tratar de entender las noticias en francés y leer prensa por Internet tratando de asimilar lo incomprensible.

Y ha pasado un mes desde esa mañana. O me quito esto de encima o lo mismo no vuelvo a escribir y eso supondría otra pequeña victoria para ellos. Y eso sí que no.

Puedes vivir en un país que no es el tuyo tratando de hacerlo tuyo y de habituarte a su clima, su idioma, sus costumbres, pero seguir viviendo al margen de su realidad. Pensando en tu país, en si alguna vez tendrá presidente y en las noticias que lees o te cuentan cuando llamas a tu madre. Pero un día declaran el estado de alerta o pasa algo así y no puedes seguir viviendo al margen de la realidad del país en el que ahora vives. Su sociedad, su economía, su política. Ahora perteneces a ella y su política también te afecta aunque no la hayas votado ni la puedas votar (vale, al alcalde de mi Commune ahora sí que puedo).

El 22 de marzo de 2016, justo hace un mes, atacaron Bruselas y yo vivo aquí. Me cabreé mucho. Por la sinrazón de un acto así, por la indefensión que se siente, por tener que defender esa idea tan poco popular de que mis muertos me duelen más que los tuyos, que es idealista decir que todos somos iguales, hasta que te pilla de cerca, y eso no me convierte en peor persona. Me cabreé porque sentí miedo durante unas horas y cuando quise salir a la calle a gritar contra la sinrazón que así no iban a conseguir nada, los que mandan aquí me dijeron que me tenía que quedar en mi casa. Me cabreó la respuesta, porque sentí que la sociedad aquí prefería no mojarse. Porque sentí que el resto del país vivía al margen de lo que había pasado en su capital... Porque todo lo que leí y oí durante esos días sobre el "estado fallido" que es Bélgica me resultaba tristemente cierto... Hay demasiadas cosas que no funcionan y no puedes ignorarlas o vivir resignado con un "C'est la vie" porque, aunque muchos estemos aquí temporalmente, formas parte de su sociedad y te afecta lo que sucede. No vale vivir de puertas para dentro de tu casa. Así sólo se consigue una ciudad gris, no sólo por su clima. No estoy dispuesta.

La seguridad y la libertad no pueden estar en duda en el corazón de Europa... Os recomiendo éste artículo de Fernando Savater a propósito de los atentados de Bruselas.

Y aquí sigo. Un mes después. Tratando de comprender cómo funcionan las cosas por aquí. Tratando de que me convenzan los que niegan que las cosas no funcionan bien. Tratando de sacar lo positivo de ésta experiencia.

Y ojalá dentro de 4 años (o los que sean) podamos decir que nosotros vivimos en Bruselas aquel terrible 22 de marzo, que fuimos afortunados de poder contarlo y contar como a partir de entonces la sociedad cambió, la política cambió y Bélgica y Bruselas se transformaron en un lugar mejor.

Esa sería una gran victoria de nuestra sociedad frente a la barbarie y la sinrazón. Un gran homenaje a sus víctimas.

Una foto publicada por Mamá 2.0 (@mama2punto0) el

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